Con esta receta nos vamos a aproximar a una cocina que se aparta del mundo alimentario tradicional para introducir un modo diferente de ver los alimentos que consumimos. La comida vegana se dio a conocer a mediados del siglo pasado a través de la difusión realizada por la mente vegana que la creó: Donald Watson, un vegano convencido que ideó los principios de lo que más tarde pasaría a ser, no solo, una manera de alimentarse, sino que tomaría carácter de aportación social y modo de vida que defiende conceptos éticos humanísticos y que ha ido generando cada vez más adeptos.
El veganismo, como conocemos, excluye cualquier producto comestible que proceda de los animales y se basa en elaborar una dieta muy baja en grasas, en la que las legumbres, los frutos secos, las semillas, las verduras y las frutas constituyen los aportes alimentarios básicos que en cierto modo, nos transmiten aires de raíces orientales. La comida vegana, en la actualidad, da respuesta a una demanda cada vez más numerosa y ha creado un mercado ecológico, sostenible y de proximidad con alimentos preparados, muchas veces de forma artesanal, y con un gran respeto hacia el medio ambiente.
Nos puede parecer una forma novedosa de alimentación, pero ya se conocía en la antigüedad, y no nos sorprende, pues el mundo antiguo nos ha dejado un legado de recetas y fórmulas que seguimos utilizando.
Ya hemos mencionado los productos básicos sobre los que se sustenta esta dieta, y posiblemente hemos pensado, que sí, que son variados y muy saludables, pero debemos también tener en cuenta que no sustituyen completamente a todos los nutrientes de la pirámide alimentaria, por tanto, conviene reponer la escasez de algunas vitaminas, proteínas y minerales con aportes que completen ese tipo de nutrientes, y tal vez, si decidimos pasarnos al veganismo, consultar con nutricionistas expertos.
En nuestro país, la llegada de la cultura vegana parece ser que llegó a finales del siglo pasado, a través del conocimiento de su significado y su diferenciación con lo vegetariano aunque comparta algunas características, de hecho muchos estudios la contemplan como una evolución más estricta de las ideas vegetarianas.
Como alternativa y en cualquier caso, no es necesario reducir hasta el extremo nuestra alimentación, una dieta como la mediterránea equilibra nuestros parámetros de vida saludable.
Vamos pues a ver qué tal nos queda una rica y saludable hamburguesa vegana, y escogemos hacerla con garbanzos y coliflor, aunque esta preparación admite otros muchos alimentos que podemos adaptar a nuestros gustos. Como siempre, recomendamos que todos los ingredientes sean de mercado.
INGREDIENTES PARA 6 – 8 HAMBURGUESAS
400 g de garbanzos hervidos
½ coliflor
2-3 patatas medianas
1 cebolla grande
1-2 ajos
Orégano
Pimienta, sal
Pan rallado
ELABORACIÓN
Hervimos los garbanzos, las patatas y la coliflor por separado. Los garbanzos, si se prefiere, podemos comprarlos ya hervidos. Escurrimos bien todos estos productos y los ponemos en un bol.
En una sartén, sofreímos la cebolla y los ajos bien picados, a fuego lento, hasta que la cebolla quede caramelizada. Este sofrito lo incorporamos al bol junto con un poco de orégano, sal y pimienta al gusto, con un tenedor mezclamos todo hasta obtener una masa homogénea. Tiene que quedar bastante espesa para que, al hacer la hamburguesa, esta no quede demasiado blanda. Podemos espesar añadiendo un poco de pan rallado. Reservamos en el frigorífico una hora más o menos y ya podremos dar forma a las hamburguesas que iremos colocando en una bandeja de horno.
Una vez estén preparadas espolvoreamos la hamburguesa con orégano para darle el toque final. Horneamos durante 5-10 minutos.
Al momento de servir en mesa, las sacaremos con una pala plana para que no se rompan. Decoramos el plato con una ensalada y con un bol de salsa de tomate casera que tendremos preparada. Quedan deliciosas al paladar y a la vista.
¡BUEN APETITO!