Ragú de pollo

Siempre volvemos al pollo, en él encontramos una base para muchos platos que podemos preparar de diferentes maneras y que todos ellos nos aportan una calidad y variedad en nuestra alimentación.

Suele ser una carne que gusta a una gran mayoría de consumidores y desde  su domesticación en el continente asiático, ha acompañado la dieta de muchas personas en todos los lugares del mundo. Seguramente será una de las aves más conocidas, con grandes connotaciones, no solo culinarias, si no, que también podemos encontrar referencias en muchos ámbitos culturales.

En la actualidad, es un alimento muy consumido en todas las mesas de forma muy habitual a lo largo del año, viniendo a constituir un gran aliado para nuestras recetas por su precio y la facilidad de poder encontrarlo en los mercados.  Su carne blanca y ligera, con poca grasa, fácil de digerir, lo hace muy recomendable en todas las dietas.

De gran valor nutricional, contiene vitaminas, minerales y proteínas de alta calidad.

Existen muchas variedades, prácticamente podemos decir que tiene un alto grado de especialización geográfica, ya que en la mayoría de países tienen sus propias razas. En el nuestro, los pollos de corral o campero, se destacan por su carne más sabrosa.

Las formas de preparar este alimento son muy variadas: guisado, al horno, braceado, escabechado, frito, en ensalada…

La receta de hoy, la haremos estofando el pollo con una rica salsa y le damos el nombre de ragú y como siempre recomendamos que sea con  productos de mercado y de proximidad.

La denominación de ragú tiene dos significados, uno para referirse a un guiso que puede ser de carne o pescado y que se acompaña con verduras, y otro para referirse a una salsa para acompañar la pasta hecha con carne y tomate y  que podemos encontrar muy parecida a la boloñesa.

El estofado o guiso de ragú es un plato sencillo y fácil en su elaboración, podemos incluirlo en nuestra dieta semanal como una de las recetas más saludables y sanas.

 

INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS

4 pechugas de pollo partidas por la mitad

4 muslos de pollo

2 ajos

1 cebolla

2-3 zanahorias

300-400 g de guisantes

½ litro de caldo de pollo

1 vaso de vino blanco seco

Aceite de oliva virgen

Sal y pimienta

Hierbas (tomillo, romero, albahaca)

 

PARA ACOMPAÑAR

Arroz hervido o unas patatas panaderas

 

ELABORACIÓN

En una sartén pondremos el aceite y freiremos la cebolla y las zanahorias.  Los ajos cortados bien finos los incorporamos a este sofrito.  Cuando la cebolla esté pochada, echamos el pollo que, previamente habremos cortado en trozos medianos. Preferible rehogarlo sin la piel, ya que, de este modo soltará menos grasa, pero siempre opcional.

Cuando el pollo haya adquirido un bonito color dorado, añadiremos los guisantes, el caldo, las hierbas y el vaso de vino. Salpimentaremos y dejaremos hervir a fuego lento unos 15-20 minutos hasta comprobar que la cocción espese. ¡Y ya está hecho el ragú de pollo!

Podemos reservarlo para no consumir el mismo día y tenerlo preparado. Recordar que podemos acompañarlo con las patatas y el arroz.

Como veis una receta de lo más fácil y apetitosa.

¡¡BUEN APETITO!!

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