¡VA DE SOPAS!
Ahora que el calor se hace notar, es el momento ideal para recordar nuestras recetas de sopas frías tan apetitosas y fáciles de preparar. Algunas como el ajo blanco o el salmorejo son muy conocidas, pero tal vez sea el gazpacho la que se ha hecho más popular en nuestras mesas. El gazpacho es un plato asociado al verano, su preparación muy sencilla permitía elaborarlo sin demasiadas complicaciones, si se disponía de agua, pan aceite, vinagre y algún ingrediente de la huerta. Se identifica también con una especialización geográfica que corresponde al sur peninsular. Parece ser que de ahí parte su fórmula primitiva en la que no estaba el tomate, ya que este fue introducido en nuestro país a partir del siglo XVI y no fue hasta fechas mucho más tardías cuando se empezó a emplear como uno de los ingredientes principales.
“Comida de pastores” cómo se le ha llamado, quién podía augurarle una trayectoria tan popular y conocida que ha venido a dar lugar a múltiples variantes regionales e internacionales. Y como no podía ser menos, ¡hasta se le ha dedicado un día! Si, el Día Mundial del gazpacho, fecha en que se pone en valor a este plato y se le sitúa en su entorno más familiar: el verano.
En nuestra receta vamos a darle un punto de sofisticación, al hacerlo sin los ingredientes habituales, sustituyéndolos por aguacate y manzana, dos productos que nos inspiran garantía de salud.
El aguacate, no era un fruto tradicional en nuestras mesas, más bien empezamos a consumirlo como algo exótico llegado de tierras lejanas, es un fruto originario de México que ahora tiene un gran alcance internacional. Debido a su buena adaptación a los climas tropicales y mediterráneos, su cultivo se ha desarrollado en otros muchos lugares. El sur peninsular y las islas Canarias concentran la mayor producción nacional.
Son conocidas las propiedades del aguacate, contiene vitaminas, minerales, omega 3, proteínas vegetales y efectos beneficiosos para el colesterol. Muy recomendado para diabéticos. Se le ha calificado como el “oro verde” y ya tiene un lugar muy habitual en nuestros platos.
La manzana está muy presente en nuestra dieta mediterránea. Se ha popularizado mucho su consumo como un fruto que se puede llevar en las mochilas o bolsos para comer entre horas. Originaria de Asia Central, llega a Europa a través de los viajes comerciales que se hacían en la legendaria Ruta de la Seda. Pronto fue cultivada en todo el mundo por su buena adaptación a los climas templados y fríos. Seguramente, no existe otro fruto que haya tenido una difusión mayor por lo que se refiere a sus propiedades alimentarias y medicinales, también a las muchas connotaciones que se le han dado en las diferentes culturas. Así desde la mitología nórdica hasta la cristiana, la manzana aparece adornada de un halo de misterio y simbología.
Aguacate y manzana, suficiente para querer probar. Pero no vamos a dejarlos solos, como gazpacho o sopa fría que haremos, los acompañaremos con algún ingrediente más.
INGREDIENTES PARA 6 PERSONAS
3 aguacates en su punto
2 manzanas verdes
Aceite
Opcional, un poco de vinagre
Sal, pimienta blanca molida
Perejil, apio
El zumo de un limón
800 ml de agua
ELABORACIÓN
Tendremos que ayudarnos de una batidora o robot eléctrico.
Pelaremos bien los aguacates y las manzanas, los cortaremos en trozos medianos y los rociaremos con el zumo de limón. Echamos en la batidora y añadimos todos los demás ingredientes. Trituramos el tiempo suficiente hasta comprobar que queda una mezcla perfecta en su punto.
Si es necesario, añadimos un poco más de agua según prefiramos más o menos líquido. Guardamos en el frigorífico y al momento de servir podemos añadir un poco de jamón serrano cortado muy pequeño y fino, u otro ingrediente que sea de nuestro agrado fusionando los sabores… Combina bien con huevo duro, frutos secos… Aquí lo presentamos adornado con un poco de perejil.
Sencillo, rápido, muy suave y digestivo.
¡BUEN APETITO!
Fotografía de divina cocina