Hablemos de las masas: todas ellas tienen un recorrido culinario amplio y variado que posiblemente surge con el descubrimiento de los cereales panificables y que constituyen la base alimentaria en las culturas primigenias, como recurso al alcance en las dietas más sencillas y diarias. Siguen estando presentes en la cocina actual, en todos los países, adaptadas a los gustos y tradiciones.
En recetas anteriores, hemos explicado sus propiedades y su versatilidad a la hora de utilizarlas en nuestros menús. Su fácil elaboración nos anima a prepararlas y tenerlas disponibles para el momento en que queramos consumirlas, ya que se pueden congelar o guardar refrigeradas durante unos días.
Podemos escoger darles forma con múltiples recetas, presentarlas como aperitivo, plato principal, llevarlas de picnic, en fiestas y reuniones, en todo momento nos harán quedar como auténticos chefs, ya que resultan espectaculares por su colorido y variedad en los ingredientes que utilicemos.
Nosotros hoy pensamos en un quiche, mucho se ha escrito sobre ellas, y seguro, que hemos oído y probado la famosa quiche Lorraine, si, con mayúscula, porque toma su nombre de una región de Francia, y parece ser que de ella derivan todas las demás que han ido surgiendo y que han dado lugar a muchas variantes. En sus orígenes, esta masa con la que hoy hacemos las quiches, constituía un alimento bastante extendido y que se hacía con los restos del pan sobrante cuando el pan se hacía en las casas. Estos restos eran aprovechados mezclándolos con huevos y leche hasta formar una masa comestible. Pero esta fórmula, no tardó en pasar a las mesas de las clases acomodadas, incluso aristocráticas, según hemos podido constatar a través de fuentes escritas, y convertirse en un plato exquisito que admitía todo tipo de ingredientes.
Prepararemos la quiche, haciendo nuestra propia masa y si tenemos compañía en la cocina, mucho mejor, a los niños les encanta participar batiendo los huevos y disponiendo los ingredientes en el molde. Es un plato que suele gustarles, especialmente esta de jamón y queso. Podemos utilizar harinas alternativas a la industrial, pregunta en tu mercado de confianza.
INGREDIENTES PARA 1 QUICHE
PARA HACER LA MASA
200 g de harina del tipo que apetezca
40 g de mantequilla
Agua, medio vaso pequeño
Aceite, medio vaso pequeño.
Un poco de sal y pimienta
PARA EL RELLENO
250 g de jamón de york
150 g de queso, opcional a gusto
200 ml de nata para cocinar
2 huevos
Orégano y nuez moscada
Queso rallado para hornear
PREPARACIÓN
En un bol, echaremos todos los ingredientes para preparar la masa mezclando bien y amasando hasta formar una bola homogénea que envolveremos en papel film y dejaremos reposar un par de horas.
En un recipiente de horno extenderemos esta masa, cubriendo bien y recortando los bordes. Ya tendremos cortados a tiras finas el jamón y el queso, los distribuimos por toda la masa; batimos los huevos con la nata, la sal y la pimienta y lo incorporamos a la quiche. Espolvoreamos con el orégano y la nuez moscada y por último, cubrimos con el queso rallado. Con el horno previamente caliente a 180 grados, horneamos la quiche aproximadamente unos 20 minutos. Comprobamos que ha quedado hecha y retiramos. Podemos presentarla en la mesa en el mismo recipiente o bien fuera de él. Servimos acompañándola con una ensalada a gusto. Esta receta sencilla y rápida admite otras muchas variaciones, tantas como ingredientes podamos imaginar o tengamos en nuestro fondo de cocina.
Si optamos por comprar la base, que sea brisa o quebrada, también en ocasiones la hemos preparado con hojaldre.
¡BUEN APETITO!