Esta semana ponemos nuestra mirada en un producto de lo más conocido que nos sirve siempre como un gran recurso a la hora de elaborar nuestros menús. ¡Se pueden hacer tantos platos con esta carne! Cocinada de muchas formas o combinada con otros ingredientes siempre nos ofrece un gran resultado.
Una vez domesticado, el cerdo pasó a constituir uno de los alimentos más consumidos en las economías domésticas, ya que su carne podía ser conservada y suponía una importante seguridad poder disponer de esta reserva a lo largo de mucho tiempo. Ha pasado a ser un componente muy valorado en nuestra gastronomía, no solo en los menús familiares, también en los mejores restaurantes, y en muchos de ellos con una oferta altamente especializada. Tanto reconocimiento en los fogones, nos hace olvidar la connotación negativa que conlleva su nombre.
El cerdo común blanco que normalmente consumimos, está criado en granjas, y su producción cumple con los principios de calidad fijados por la UE, también con los criterios de un modelo sostenible adaptados a la nueva conciencia medioambiental. Concretamente, el cerdo ibérico, criado en libertad en las grandes dehesas, con una dieta basada en productos naturales, ha conseguido un alto reconocimiento por su calidad en la elaboración de alimentos.
La carne de cerdo está considerada por la OMS, como una carne blanca muy saludable para el consumo humano. En la actualidad hemos desechado la creencia de que era una carne que aportaba mucha grasa, los productos elaborados con la carne de cerdo, los que conocemos como embutidos, pueden contenerla en mayor cantidad. Sabemos que tiene pocas calorías, un alto contenido en vitaminas del grupo B, minerales como el zinc, el fósforo, el potasio… Y por tanto, su consumo es aconsejable en una dieta equilibrada.
Del cerdo, prácticamente se aprovecha todo, y sus partes, tienen diferentes categorías con relación al corte, nuestra receta la vamos a hacer con la parte del lomo o cinta que está dentro de la categoría extra. Si vamos a utilizar lomo de un color, mejor marinarlo con hierbas para que quede en su punto adecuado. Si es de dos colores, resulta una carne más melosa y tierna. Siempre comprar carne de proximidad, sostenible y de calidad que podemos encontrar en nuestros mercados de confianza.
INGREDIENTES PARA 6 PERSONAS
1 kg de lomo de cerdo cortado fileteado
5-6 pimientos verdes
300-400 g de tomate frito
8-10 lonchas de queso
1 vasito de vino blanco
Aceite de oliva virgen
Pimienta blanca molida, sal, orégano
Romero y tomillo si marinamos los filetes
ELABORACIÓN
Los filetes de lomo los podemos comprar a nuestro gusto, de uno o dos colores.
Cortamos los pimientos a tiras finas y alargadas y los rehogamos. Retiramos cuando estén hechos. En el mismo aceite bien caliente doramos los filetes de lomo muy rápidamente, ya que se tienen que acabar de hacer en el horno.
Tenemos preparado el tomate frito, las lonchas de queso, el vino y el orégano.
En un recipiente de horno, hacemos una base con los pimientos y distribuimos por encima los filetes de lomo. Salpimentamos, cubrimos con la salsa de tomate y hacemos una segunda capa siguiendo el mismo orden. Regamos con el vino blanco y finalmente ponemos las lonchas de queso y un poco de orégano o cualquier hierba que nos guste: romero, tomillo… El vino se puede cambiar por un poco de soja.
Introducimos en el horno precalentado a 180 grados, durante uno 35 minutos. Y ya tenemos el plato a punto.
Una receta cotidiana y fácil que podemos modificar con otro tipo de base u otro tipo de carne, para hacer más variados nuestros menús diarios y que podemos tener preparada lista para hornear.
¡BUEN APETITO!