Salpicón de merluza y gambas

Un plato muy conocido que habremos consumido en alguna ocasión y que se suele presentar en celebraciones festivas como bodas, bautizos, comuniones… A pesar de la variedad de ingredientes que se pueden utilizar, resulta muy fácil de preparar y se puede dejar hecho de un día para otro. Su secreto está en saber combinar los sabores y utilizar productos de calidad y frescura.

En su origen, este plato se elaboraba con carne de vacuno picada y mezclada con diferentes verduras, como alimento para familias que podían disponer de estos productos. Esta forma se sigue utilizando en muchas regiones de nuestro país, y en territorio americano se suele preparar con carne de res deshilachada. Los condimentos y las salsas también varían en función de las costumbres culinarias.

El salpicón de carne ha derivado a introducir otro tipo de ingredientes como los frutos del mar, y en las zonas costeras peninsulares, al disponer de esa rica materia prima, se ha popularizado el salpicón de pescado y marisco y su consumo ya es más habitual incluirlo en las recetas de uso frecuente.

En nuestra receta, utilizaremos merluza y gambas, de mercado y de proximidad, así como productos frescos de la huerta, pero podemos prepararlo al modo gallego, andaluz… o de otras formas regionales, añadiendo pulpo, centollo, rape…

Un plato lleno de color y sabor que nos permite hacer múltiples variaciones según nuestros gustos, añadiendo aquellos ingredientes más apetecibles y que estén disponibles en temporada. El resultado será un salpicón rico y nutritivo.

 INGREDIENTES PARA 6 PERSONAS

500 g de gambas, opcional langostino

500 g de merluza

1 cebolla tierna de temporada

1 pimiento italiano grande

1 pimiento rojo

1 paquete de palitos de Surimi

4 huevos duros

2 hojas de laurel

1 cucharada grande de pimentón dulce

Perejil

Lechuga, escarola, o alguna ensalada verde de brotes tiernos

PARA LA VINAGRETA

Aceite de oliva virgen

Vinagre, opcional el tipo, puede ser aromatizado a gusto.

Pimienta y sal

Opcional, un aguacate, cortado en trocitos pequeños, combina muy bien con los diferentes sabores

PREPARACIÓN

En una cazuela, herviremos las gambas durante 2- 3 minutos. También herviremos la merluza echando en el agua las hojas de laurel y un poco de sal. Reservamos y dejamos enfriar. Quitaremos la piel de las gambas.

En un bol de tamaño suficiente para que nos quepan todos los ingredientes, echaremos las gambas cortadas, reservando unas cuantas enteras para decorar y la merluza cortada en tacos medianos para que no se desmigue demasiado. Habremos picado los pimientos y la cebolla tipo Juliana, y los añadiremos junto con los palitos de Surimi también cortados. Mezclamos todo y echamos la vinagreta removiendo con cuidado. Se puede dejar un rato para que maceren bien todos los ingredientes.

Al momento de consumir, la presentación podemos hacerla en el mismo bol, en recipientes individuales o en una bandeja, donde previamente habremos puesto una base con la lechuga cortada fina, distribuyendo el salpicón de forma homogénea, finalmente decoramos con los huevos duros cortados a gusto, las gambas enteras, y espolvoreamos el pimentón y el perejil. ¡Y listo!

¡BUEN APETITO!

Potaje de Cuaresma

¡Quién no recuerda aquellos tiempos en que la carne más o menos desaparecía de nuestras mesas! Una costumbre impuesta por mandato religioso que durante todo el tiempo de Cuaresma impedía el consumo de carne y productos derivados. Entonces había que buscar alternativas para no incumplir esta norma y el pescado se convertía en el sustituto perfecto. Pero no era nada fácil su pesca y  distribución lo que favoreció, que en las zonas del interior peninsular, sobre todo, se consumiera en salazón. Este procedimiento permitía disponer de productos de mar conservados durante mucho tiempo y el bacalao era uno de los más consumidos.

El bacalao vino a constituir la base para muchos platos y pronto se cocina junto con otros ingredientes como un potaje o guiso en los días de Cuaresma. Desde tiempos medievales existen documentos que mencionan ya la receta de lo que se llamó “potaje de vigilia” y que también conocemos como “potaje de garbanzos con espinacas y bacalao”.

Como otros muchos, surge de la necesidad de proporcionar a las familias un plato nutritivo que puede ser cocinado en cantidad y que pueda estar al alcance de las clases populares, aunque el bacalao, era considerado un producto especial, el hecho de destinarlo a un consumo en unos días determinados, lo hacía más asequible.

En la actualidad, este potaje, aún sigue asociado a la Semana Santa como un plato tradicional, seguro que recordamos a nuestras madres y abuelas preparándolo en esas fechas, pero ha pasado a ser una receta cotidiana que podemos preparar en múltiples ocasiones y que se incluye muy bien como plato invernal y de cuchara. Bacalao, garbanzos y espinacas los tres ingredientes para esta receta.

Los garbanzos son una de las leguminosas más aceptadas en nuestro país. Es un cultivo sostenible en todo el ámbito mediterráneo. Son fuente de proteínas vegetales, vitaminas, minerales, fibra… saludables para el colesterol. Un alimento muy completo que debería ser incluido en los menús semanales de adultos y niños.

El bacalao es un pescado blanco, de temporada, con enormes propiedades alimentarias, tiene proteínas, vitaminas, omega 3… bajo en grasas y en calorías.

Al incluir las espinacas en esta receta, estamos enriqueciéndola, ya que son una verdura de hoja verde con grandes propiedades nutricionales, vitaminas, minerales, fibra y un alto valor antioxidante.

Hacemos la compra en nuestro mercado de proximidad y nos aseguramos de la calidad de los productos que vamos a necesitar para elaborar esta receta.

 

INGREDIENTES PARA 6 PERSONAS

400 g de garbanzos

400 g de lomo o tiras de bacalao seco

1 manojo de espinacas frescas, aprox. 300 g

2 cebollas

3 ajos

2-3 hojas de laurel

2 zanahorias

1 pimiento verde italiano no muy grande

2-3 cucharadas de tomate triturado

2 cucharadas de pimentón dulce

Una ramita de apio

Sal y un poco de aceite de oliva virgen para el sofrito

PREPARACIÓN

Cubrir los garbanzos con agua la noche antes, el bacalao también lo habremos puesto en remojo, previamente lavado para quitar la sal, durante uno o dos días cambiando el agua varias veces.

En una cazuela  con agua, hervimos los garbanzos junto con la cebolla, el laurel, 2 ajos y la zanahoria. Cuando hayan hervido, retiramos todo dejando sólo los garbanzos.

En una sartén sofreímos la cebolla y el ajo restantes junto con el pimiento y el apio cortados en trocitos pequeños, añadimos el tomate y removemos hasta que todo esté bien integrado. Cuando esté hecho el sofrito incorporamos el pimentón. Por último, el bacalao cortado a nuestro gusto y dejamos rehogar unos 2-3 minutos.

Tendremos preparadas las espinacas que habremos lavado, cortado y  las herviremos con los garbanzos, 1-2 minutos. Incorporamos a la cazuela todos los ingredientes con cuidado para que el bacalao no se rompa y dejamos hervir 1-2 minutos más. Retiramos y mejor dejarlo reposar un rato hasta el momento de servir.  Comprobamos la sal y podemos adornarlo con huevo duro y perejil

*Recordar, los garbanzos echarlos con el agua tibia y si se prefiere podemos comprarlos ya hervidos.

¡BUEN APETITO!!

 

Mejillones en salsa

Seguramente cuando preparamos una receta de mejillones, no pensamos que estamos cocinando un molusco prehistórico, pues, así es, ya que las costas peninsulares han sido su hábitat natural desde hace millones de años y existen numerosos testimonios arqueológicos de que los humanos ya lo recolectaban y su consumo era un importante aporte en la dieta de estos grupos primitivos.

Es un animal gregario que se encuentra en las costas de los mares templados y fríos, en zonas donde abunda el plancton, colonizando las rocas y en las profundidades marinas.

Hay evidencias de que su cultivo se hizo de forma muy temprana con técnicas que han llegado hasta la actualidad y que muestran toda una ciencia marina ligada a la economía productiva. En la época moderna, a principios del siglo XX se plantean los primeros intentos del cultivo de este molusco en Galicia, Cataluña y en el levante peninsular. Este proceso de cría controlada, tiene una rápida evolución y en la actualidad constituye un importante valor en el sector acuícola por su elevada producción que ha hecho que España se situara en primera posición en el mundo, durante mucho tiempo, puesto, que ha tenido que ceder según datos de la FAO, ante el empuje de China y Chile.

El desarrollo de esta actividad ligada a la industria pesquera, ha derivado en muchos lugares, a formar parte no solo de la economía, también a crear referencias culturales que abarcan aspectos antropológicos en aquellos lugares donde constituye una base de amplia y larga tradición.

El cultivo mediante las técnicas utilizadas,  ha dado lugar a crear espacios geográficos marinos muy reconocibles como es el caso de las numerosas bateas distribuidas en las Rías Bajas.

Actualmente, este cultivo y su recolección están sujetos a controles sanitarios para asegurar que no existe ningún riesgo en su consumo, incluso hasta frenar su venta si hay alguna sospecha de contaminación. También, a través de la política, pesquera establecida por la UE, se regula  toda una normativa para determinar su calidad y tamaño.

Al mejillón se le ha reconocido su riqueza gastronómica y su gran versatilidad en la cocina, su consumo abarca prácticamente todo el mundo, preparado en recetas adaptadas  a los gustos locales. Podemos encontrarlo preparado en vinagreta, a la marinera, en salsa, al vapor, con tomate, mezclado con ingredientes al gusto y rebozado… Se puede encontrar comercializado en conserva, muy popular en salsa americana un tanto picante y envasado al vacío.

Si mencionamos sus propiedades, podemos comprobar que son muchísimas, es bueno para los huesos y la piel, fortalece el sistema inmunológico, contiene vitaminas de los grupos B y C y muchos minerales, también Omega 3, por tanto, su consumo, está altamente recomendado incluso, se está investigando para usos médicos.

Difícil escoger que preparación recomendar, pero nos decidimos para nuestra receta, hacerlo en salsa. Siempre resulta muy sencilla su preparación y lo podemos presentar como aperitivo o entrante y también como plato del menú. A la hora de su compra, asegurarnos de su calidad adquiriéndolo en nuestro mercado de confianza y de proximidad.

Mercado del Val

INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS

1 ½ – 2 kg de mejillones

4 puerros o 3 cebollas medianas

1-2 cucharadas de harina

1 vaso de vino blanco

Pimienta

Mostaza o soja a gusto

Un poco de zumo de limón

Aceite de oliva virgen

Sal

PREPARACIÓN

Una vez lavados los mejillones, los pondremos a hervir con un poco de agua en una cazuela. Cuando se hayan abierto, les quitaremos la concha superior o si se prefiere, las dos y los reservaremos dejándolos con un poco del caldo que han desprendido, dejando el caldo restante para añadir cuando esté hecho el sofrito.

En una sartén, rehogamos a fuego bajo, los puerros o en su caso las cebollas, que habremos cortado bien finos. Cuando veamos que ya están un poco dorados, añadiremos la harina, removiendo para que no se pegue y los demás ingredientes junto con el caldo de los mejillones. Comprobar la sal y la textura de la salsa y ya la podremos verter en los mejillones dejando mezclar los sabores durante un par de minutos con el fuego bajo.

Presentar el plato, espolvoreado con perejil fresco picado, caliente o frío, según nos apetezca.

Una receta de mercado, de elaboración fácil, que dará color y sabor en nuestra mesa.

¡BUEN APETITO !!

 

 

Lomo de cerdo a lo Wellington

Desde su llegada a la Península, el cerdo ha ido incorporando un proceso de adaptación a las condiciones del clima y la cría en nuestro territorio, hasta llegar a ser uno de los alimentos más consumidos. Parece ser que el cerdo ibérico procede del cruce entre el cerdo y el jabalí, animales que vivían en estado salvaje. Concretamente, el cerdo ibérico, criado en libertad en las grandes dehesas, con una dieta basada en productos naturales, ha conseguido un alto reconocimiento por su calidad en la elaboración de alimentos con Denominación de Origen.

El cerdo común criado en granjas y dirigido al consumo mayoritario, forma parte de nuestra gastronomía, ha representado uno de los sustentos básicos en las economías familiares en tiempos no muy lejanos, cuando en muchos lugares se  practicaba “la matanza del cerdo” y se guardaban sus partes, conservadas de muy diferentes maneras para tener reserva casi de un año para otro, ya que de este animal, prácticamente se aprovecha todo. En la actualidad este hecho se conserva como reclamo turístico. Y hablando de turismo… seguro que recordamos su popularidad en Florencia (el Porcellino), un símbolo cultural que todos los visitantes de esta bella ciudad desean conocer.

La carne de cerdo está considerada una carne blanca, tiene pocas calorías, un alto contenido en vitaminas del grupo B, minerales como el zinc, el fósforo, el potasio… Su consumo es aconsejable en una dieta equilibrada

El nombre de esta receta se toma de un famoso aristócrata inglés y posiblemente lo asociemos a un plato de ocasiones especiales, reservado para esos momentos, pero también podemos incorporarlo  a los menús más habituales, ya que su preparación no resulta nada complicada y el resultado final es espectacular.

En su origen esta receta se preparaba con carne de vacuno, pero su elaboración se ha ido adaptando a otro tipo de carnes. En este caso, la preparamos con carne de cerdo.

Mercado del Val

INGREDIENTES PARA 6 PERSONAS

1  Cinta o tira de lomo de cerdo de aprox. 1500 g. Se puede preparar también con solomillo, en este caso, estas partes, suelen  tener menos peso.

150 – 200 g. de lonchas de jamón o beicon cortadas finas. Calcular las que se necesiten en función del tamaño de la cinta.

1-2 paquetes de masa de hojaldre rectangular, suficiente para envolver la carne. Si se ponen 2 hojas de hojaldre queda más resistente.

Aceite de oliva virgen

Sal, pimienta

Opcional mostaza o soja

1 huevo

Hierbas aromáticas (romero)

PREPARACIÓN

Cuidaremos que la tira de lomo no presente demasiada grasa externa. La sazonamos con sal y pimienta por todos los lados y la rehogamos en una sartén en la que habremos echado el romero entero (puede ser una rama que luego extraeremos), de forma que quede dorada.  Antes de apartarla incorporamos 2 cucharadas de soja o un poco de mostaza para que coja el sabor. Una vez dorada la carne, la retiramos y dejamos enfriar.

Batimos el huevo y untamos la cinta por la parte superior, la envolvemos completamente con el beicon o el jamón y la colocamos encima de las láminas de hojaldre. Antes de sellarla, pintamos con el huevo el hojaldre en los extremos y lo cerramos. Con la ayuda de un cuchillo, trazamos unas líneas superficiales, con cuidado para no romper el hojaldre, haciendo una cuadrícula y repasamos la superficie con el huevo restante.

Pasamos la cinta a una fuente, y con el horno previamente caliente a 180 grados, la mantenemos durante unos 35-40 minutos aprox. vigilando que el hojaldre no se queme.

Una vez fría, se corta un trozo para comprobar si está hecha a nuestro gusto y ya se puede degustar. Seguro que el resultado ha sido perfecto.

Este plato se puede servir acompañado de puré de patatas, de champiñones, de patatas panaderas, de verduritas del tiempo tipo menestra, de compota de manzana… en fin, podemos ponerle imaginación, pero combina muy bien con guarnición variada.

¡¡BUEN APETITO!!

 

 

 

 

ALCACHOFAS RELLENAS CON GAMBAS Y CHAMPIÑONES

La alcachofa es una planta de origen africano, que se cultiva en toda la zona mediterránea, en lugares de clima templado y prácticamente podemos encontrarlas en casi todas las regiones peninsulares, a lo largo de todo el año. De alta calidad y especialización, ha recibido el sello de Denominación de Origen.

Una hortaliza con una forma llamativa cuyas flores se comen y que está emparentada con los mitos griegos a través de la hermosa Cynara, lo que le otorga un matiz muy especial. No sólo es su forma la que la hace destacar, también sus múltiples propiedades depurativas y diuréticas.

Sus componentes activos son muy importantes y favorecen una dieta sana y equilibrada exenta de grasas.

Una receta ideal para esta época del año ya que podemos encontrarlas en su mejor momento, en el mercado y de proximidad. Se preparan de formas muy diferentes, solas o acompañando a otros alimentos, muy indicadas con los arroces o paellas,  a la brasa, al horno, también en conserva…

En este caso las vamos a preparar añadiendo champiñones y gambas en una receta rica y apetitosa. Las gambas mejor si son frescas, de tamaño mediano o en su caso langostinos. El champiñón podemos comprarlo ya laminado.

Todos los ingredientes mejor si son frescos y de tu mercado de confianza.

INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS

12 alcachofas (del mismo tamaño)

24 gambas

1 cebolla mediana

1 diente de ajo

1 bandeja de champiñón laminado

1 limón

Aceite de oliva virgen

 Sal

1 cucharada de pimentón dulce

1 hoja de laurel

ELABORACIÓN

Cortaremos los tallos de las alcachofas y los reservamos. Quitaremos las hojas externas más duras y aproximadamente 1 cm de las puntas. Pondremos las alcachofas para abajo y las aplanaremos con la palma de la mano para facilitar el vaciado de la parte interior. Con la punta de un cuchillo iremos extrayendo la parte del corazón de la alcachofa que también reservaremos. Las pondremos a hervir con sal y el limón cortado en cuatro trozos, durante unos 15 minutos. Una vez hayan hervido, las sacaremos y pondremos boca abajo para que escurran bien el agua. 

En una sartén, rehogaremos la cebolla, los tallos que habremos cortado en trocitos pequeños, el diente de ajo, la parte que hemos extraído de las alcachofas y la ramita de apio. Añadiremos los champiñones finamente cortados y la cucharada de pimentón.

Mientras hacemos este sofrito, herviremos 3 minutos las gambas, añadiendo al agua una hoja de laurel. Reservamos una parte de esta agua para echar una o dos cucharadas al sofrito. Picaremos las gambas bien pequeñas, dejando 12 enteras para decorar la parte superior de las alcachofas y las echaremos con los demás ingredientes. Removeremos para que quede un sofrito homogéneo con los ingredientes bien mezclados. Salaremos a gusto y ya podremos rellenar cada una de las alcachofas, dejándolas en una bandeja, las pondremos en el horno  unos 5 minutos a 180 grados.

Se pueden servir acompañándolas con salsa de tomate frito.

¡Una receta para gustar y presumir del resultado final. ¡Están buenísimas!

¡BUEN APETITO!

CONEJO EN ESCABECHE

Vamos a preparar una receta que tiene dos componentes fundamentales: carne, y un adobo o preparación que nos ayuda a conservar los alimentos durante más días, y además les da un sabor y olor muy característicos. Una fórmula muy utilizada tanto en las preparaciones caseras como en las cocinas más sofisticadas.

El escabeche nos sirve para cocinar los alimentos utilizando vinagre, viene a ser como un marinado del producto que hayamos escogido, sea carne, pescado y también hortalizas. Es un tipo de cocina que está muy ligado al área mediterránea y que responde a una larga tradición que ha llegado hasta nuestros días a través de manuales culinarios muy antiguos.

La receta que presentamos utiliza el conejo como base y sabemos que el consumo de esta carne, tiene, en nuestro país, un importante componente cultural que se remonta a la Hispania romana, cuando se hablaba de que esta provincia era “tierra de conejos”. Existen documentos que así lo certifican.

La cría del conejo vino a constituir un soporte en las economías familiares de los núcleos rurales hasta convertirse en un producto altamente explotado. En la actualidad, aunque su producción ha ido descendiendo, a lo largo de los años, las explotaciones cunícolas constituyen un sector importante. Se mantiene también la práctica de la caza con el conejo silvestre.

Es un alimento de la dieta mediterránea con enormes cualidades, tanto por su valor nutricional, como por su uso culinario. Es muy versátil en cuanto a su preparación, ya que se puede cocinar de múltiples maneras, liga muy bien con las hierbas aromáticas, se puede consumir como plato principal o servido como aperitivo o tapa. Con guarnición resulta muy completo.

Está recomendado consumirlo con asiduidad, ya que es una carne de las que se consideran blanca, con poca grasa, un alto valor proteínico, vitaminas del grupo B  y muy digestiva.

Como en casi todos los platos, no existe una única forma de preparar la receta del conejo en escabeche, pero como norma más generalizada, se aconseja hacerlo utilizando 2 partes de aceite, una de vinagre y una de vino blanco. También resulta muy novedoso hacerlo con un vasito de zumo de naranja, ya que le resta un poco de acidez al resultado final y le da un sabor muy suave.

Se puede cocinar con idea de dejarlo preparado y consumirlo más tarde, días o incluso semanas, si lo ponemos en botes esterilizados y lo hervimos como si se tratara de una conserva más.

INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS

1 conejo de 1kg y medio o 2 kg aprox.

2 vasos medianos de aceite de oliva virgen

1 vaso de vinagre de buena calidad

1 vaso de vino blanco

1 vaso de agua

Opcional, 1 vaso de zumo de naranja

3 dientes de ajo

2 zanahorias

Tomillo

3 hojas de laurel

4 cebollitas pequeñas, o una cebolla mediana

Pimienta negra en grano, si se prefiere, puede ser molida

Sal

ELABORACIÓN

Habremos pedido a nuestro carnicero habitual, que nos corte en conejo a trozos no muy pequeños (al gusto). Lavaremos la carne, la secaremos, la pasaremos por harina y la freiremos un poco en una sartén. Lo retiramos y en la misma sartén rehogaremos las zanahorias, las cebollas cortadas y los ajos enteros. En la cazuela donde vayamos a preparar la receta echaremos este sofrito junto con el conejo.

Extendemos bien el conejo para que reciba bien los demás ingredientes y los iremos incorporando de forma homogénea por toda la superficie de la carne. Sazonamos y dejamos hervir aproximadamente unos 45 minutos a fuego lento.

Se puede consumir de forma inmediata, pero como todos los guisos retiene mejor todos los sabores si se deja reposar. Se sirve como guste al comensal, pero templado, el escabeche queda más diluido.

Una receta con mucho amor y tradición de años.

¡¡Buen apetito!!

 

A LA RICA MERMELADA

Tiempo de frutas de invierno, y Año Internacional de las Frutas y Verduras, nos inspiran para preparar una receta dulce y sana, que haremos de forma artesanal y que podremos guardar  para acompañar nuestros desayunos y otros platos que podamos elaborar.

Es una manera más de conservar los alimentos, en este caso, las frutas, utilizando productos naturales con un procedimiento que, seguramente, nos transporta en el tiempo cuando veíamos a nuestras madres y abuelas preparar las mermeladas en tarros, para surtir la despensa y disponer de los frutos de temporada a lo largo de todo el año.

Se sabe que la preparación y el  consumo de frutas conservadas, viene de muy antiguo; en un principio para mantener mejor las frutas, se preparaban con miel, y es cuando se introduce el azúcar, que se empieza a utilizar con este fin. No era un alimento al alcance de las clases populares sino que estaba reservado para burgueses, aristocracia y realeza. Actualmente el consumo y venta de mermeladas, está muy extendido y en nuestros puestos de venta es un producto que responde a unos criterios de calidad fijados por la UE.

Todos conocemos los beneficios de la fruta: aporta energía, tiene vitaminas y minerales, es diurética, buena para el sistema inmunológico…

Preparada con azúcar, este actúa como conservante y ayuda, durante la cocción, a conseguir una pulpa o puré con una textura al gusto. Conviene escoger la fruta en su punto justo de maduración, que sea de temporada y de calidad. Algunas frutas tienen más a menos pectina con lo que la conserva se puede espesar más rápido.

Para la mermelada que proponemos, usaremos naranjas de proximidad y una receta tradicional y muy artesana, ideal para poner en práctica nuestras habilidades culinarias.

Os animamos a que hagáis mermeladas con los frutos de la temporada, son fuente de energía, combinan con otros alimentos y llenan las despensas de tarros con hermosos colores.

INGREDIENTES para 3-4 tarros medianos

1 kg de naranjas

600 g. de azúcar

1 cucharada de azúcar avainillado

1 cucharada de coñac

ELABORACIÓN

Lavaremos las naranjas y cortaremos la piel reservándola, si queremos incorporarla a la mermelada, en este caso, la cortaremos en finas tiras. Importante  quitar la parte blanca.

Pelaremos el limón y lo añadiremos a la naranja troceada junto con el azúcar y las tiras de la piel. En una cazuela herviremos los ingredientes removiendo hasta obtener una pulpa más o menos espesa. Podemos comprobar que la consistencia esté a nuestro gusto probando con la cuchara. Si se dispone de un robot de cocina, el resultado también será perfecto.

Una vez retirada la mermelada del fuego, dejaremos enfriar levemente, añadiremos la cucharada de coñac y la introduciremos en los botes. Comprobaremos que estén bien cerrados y los pondremos a hervir, sumergidos en agua, durante unos 20 minutos. Dejaremos enfriar y ya estará lista para consumir.

Se puede proceder de la misma forma con otras frutas mezclándolas y también incorporando frutos secos.

¡BUEN APETITO!

 

ARROZ CON ALCACHOFAS

Empezamos el año con una receta muy saludable que pertenece al mundo gastronómico de la dieta mediterránea que ha sido reconocida y valorada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Nuestra cocina responde a estos criterios de salud y sostenibilidad que acompañan a los productos de mercado y de proximidad.

Como muchos otros cultivos, el arroz ya era conocido en el período Neolítico, en las zonas húmedas del Sudeste asiático. Allí se dieron las condiciones favorables, dada la abundancia de arroces silvestres que pasaron a ser conocidos por los grupos humanos que habitaban esas regiones. Desde esos lugares, donde se dieron los primeros arrozales, este alimento fue conocido ya en el mundo occidental a través de romanos y árabes. En esta época antigua, el arroz se asociaba a ritos funerarios, y también a la fecundidad y a la fiesta. Tal vez estas costumbres sean las que han llegado hasta nuestros días cuando se echa arroz a los novios al salir de la iglesia.

Es un alimento básico, consumido en todo el mundo de mil maneras diferentes, admite compañía, ya que absorbe los aromas y sabores del pescado, la carne, el marisco, las verduras, las salsas…

Existen muchas variedades, y se utiliza tanto en su forma redonda como larga. Todos conocemos las que se cultivan en nuestro país, ya que tenemos una larga tradición arrocera, y además, algunas con denominación de origen, como los arroces del Delta del Ebro, de Valencia y de Calasparra.

En nuestra receta, lo acompañaremos con alcachofas, que están en plena temporada y le dan un sabor y una cremosidad que gusta al paladar. Las alcachofas aportan una serie de ventajas para la salud: son buenas para el colesterol, contienen vitaminas y minerales, son bajas en calorías y constituyen un digestivo natural. Son muy recomendadas en diferentes dietas. También como nos gustan el apio y el romero, los incluiremos en este plato, ya que le darán un sabor especial.

INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS

600-650 g de arroz aprox. opcional la variedad.

4-5 alcachofas

2 tomates maduros o en su lugar, tomate frito

1 pimiento verde

½ pimiento rojo

Una cucharada de pimentón dulce

Aceite de oliva virgen

Sal

Un poco de romero, si es en rama mejor

Un tallito de apio

Caldo de verduras

ELABORACIÓN

En una paella haremos un sofrito con los pimientos y el apio cortados a juliana, cuando ya estén hechos, añadiremos el tomate. Mientras, cortaremos las alcachofas a gajos, y las añadiremos al sofrito junto con los tallos. Rehogaremos hasta comprobar que todo se ha mezclado bien. Incorporaremos el arroz procurando que quede bien repartido. Será entonces cuando añadiremos el pimentón mezclando todos los ingredientes. Al momento de echar el caldo, añadiremos el romero y la sal para condimentar y aromatizar un poco más.

Vigilaremos la cocción que será, aproximadamente de unos 20 minutos. Retiraremos y dejaremos reposar.

Podemos preparar una ensalada variada para completar el menú.

Como veréis, una receta de lo más asequible, sana y rápida.

¡BUEN APETITO!