Lomo de cerdo a lo Wellington

Desde su llegada a la Península, el cerdo ha ido incorporando un proceso de adaptación a las condiciones del clima y la cría en nuestro territorio, hasta llegar a ser uno de los alimentos más consumidos. Parece ser que el cerdo ibérico procede del cruce entre el cerdo y el jabalí, animales que vivían en estado salvaje. Concretamente, el cerdo ibérico, criado en libertad en las grandes dehesas, con una dieta basada en productos naturales, ha conseguido un alto reconocimiento por su calidad en la elaboración de alimentos con Denominación de Origen.

El cerdo común criado en granjas y dirigido al consumo mayoritario, forma parte de nuestra gastronomía, ha representado uno de los sustentos básicos en las economías familiares en tiempos no muy lejanos, cuando en muchos lugares se  practicaba “la matanza del cerdo” y se guardaban sus partes, conservadas de muy diferentes maneras para tener reserva casi de un año para otro, ya que de este animal, prácticamente se aprovecha todo. En la actualidad este hecho se conserva como reclamo turístico. Y hablando de turismo… seguro que recordamos su popularidad en Florencia (el Porcellino), un símbolo cultural que todos los visitantes de esta bella ciudad desean conocer.

La carne de cerdo está considerada una carne blanca, tiene pocas calorías, un alto contenido en vitaminas del grupo B, minerales como el zinc, el fósforo, el potasio… Su consumo es aconsejable en una dieta equilibrada

El nombre de esta receta se toma de un famoso aristócrata inglés y posiblemente lo asociemos a un plato de ocasiones especiales, reservado para esos momentos, pero también podemos incorporarlo  a los menús más habituales, ya que su preparación no resulta nada complicada y el resultado final es espectacular.

En su origen esta receta se preparaba con carne de vacuno, pero su elaboración se ha ido adaptando a otro tipo de carnes. En este caso, la preparamos con carne de cerdo.

Mercado del Val

INGREDIENTES PARA 6 PERSONAS

1  Cinta o tira de lomo de cerdo de aprox. 1500 g. Se puede preparar también con solomillo, en este caso, estas partes, suelen  tener menos peso.

150 – 200 g. de lonchas de jamón o beicon cortadas finas. Calcular las que se necesiten en función del tamaño de la cinta.

1-2 paquetes de masa de hojaldre rectangular, suficiente para envolver la carne. Si se ponen 2 hojas de hojaldre queda más resistente.

Aceite de oliva virgen

Sal, pimienta

Opcional mostaza o soja

1 huevo

Hierbas aromáticas (romero)

PREPARACIÓN

Cuidaremos que la tira de lomo no presente demasiada grasa externa. La sazonamos con sal y pimienta por todos los lados y la rehogamos en una sartén en la que habremos echado el romero entero (puede ser una rama que luego extraeremos), de forma que quede dorada.  Antes de apartarla incorporamos 2 cucharadas de soja o un poco de mostaza para que coja el sabor. Una vez dorada la carne, la retiramos y dejamos enfriar.

Batimos el huevo y untamos la cinta por la parte superior, la envolvemos completamente con el beicon o el jamón y la colocamos encima de las láminas de hojaldre. Antes de sellarla, pintamos con el huevo el hojaldre en los extremos y lo cerramos. Con la ayuda de un cuchillo, trazamos unas líneas superficiales, con cuidado para no romper el hojaldre, haciendo una cuadrícula y repasamos la superficie con el huevo restante.

Pasamos la cinta a una fuente, y con el horno previamente caliente a 180 grados, la mantenemos durante unos 35-40 minutos aprox. vigilando que el hojaldre no se queme.

Una vez fría, se corta un trozo para comprobar si está hecha a nuestro gusto y ya se puede degustar. Seguro que el resultado ha sido perfecto.

Este plato se puede servir acompañado de puré de patatas, de champiñones, de patatas panaderas, de verduritas del tiempo tipo menestra, de compota de manzana… en fin, podemos ponerle imaginación, pero combina muy bien con guarnición variada.

¡¡BUEN APETITO!!

 

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *